Lo que escribo, cuando lo escribo.

Estas son mis ideas, esbozos de relatos por nacer.

miércoles, 21 de abril de 2010

Novela en producción

Para coronar -aunque no agotar- el ciclo de la mecanización abierto con la Era del cambio y continuado con dos relatos que, espero, pronto vean la luz, estoy escribiendo una novela con nuevos personajes que, de alguna manera, se enlazan a los ya existentes en los relatos. Aquí intento mostrar la suerte que corre el mundo frente a la evolución constante de la tecnología cibernética.
Les presento algunos párrafos sueltos:

"El techo de la Sala de Espera era alto y abovedado y le otorgaba a la intervención que pronto tendría lugar un aire sacramental de profunda emotividad. Juan pestañeó varias veces y contuvo con éxito las lágrimas que amenazaban con asomar en sus deslumbrados ojos. Su vida cambiaría definitivamente, comprendía eso, lo comprendía demasiado y sentía una suerte de congoja al pensar en aquellos que habían pagado su intervención y habían hecho posible para él algo que ellos jamás obtendrían: transformarse en meca."

"—Muchacho, ¿qué haces aquí?
Una voz cavernosa que denotaba asombro tronó a pocos pasos de donde se hallaba Juan. El joven se volvió y se encontró con la mirada profunda y atemorizante de un oscuro pos disfrazado de persona con una camisa y unos pantalones holgados que bailoteaban con las corrientes de aire. Los binoculares en su rostro se extendían curiosos.
—Vengo a hacerme la inserción axial, señor…"

.

domingo, 4 de abril de 2010

Buscando título

El cuento ha terminado y aún posee título provisorio. Estos son algunos párrafos más:

"Observé los rostros de los operarios y hallé algo más que cansancio. Ya no veía el entusiasmo inicial en ellos, estaban apagados y cabizbajos, y diría que algo temerosos. Sólo Namura continuaba con una sonrisa incrustada en el rostro y con una energía inusitada para tan avanzada hora. Recién en aquel momento sopesé la posibilidad de que el oriental estuviera bajo la influencia de algún tipo de droga estimulante, y que, incluso, fuera adicto a ella. Eso era algo que podría explicar una multitud de cuestionamientos en torno a él."

"El bar olía extraño, como a perro mojado, pero no me importó. Me senté en una mesita alejada de todo y pedí una ginebra para empezar a calentar la garganta. El reloj de pared denunciaba las diez treinta de la noche y me dije que hasta la medianoche podría darme libertad. El camarero trajo la botella de ginebra y un bocadillo de cortesía diminuto y poco apetecible. En ese momento un aymara bajito comenzó a rasgar unas cuerdas y a entonar una canción melosa y pegadiza. Aquella voz limpia no iba con ese cuerpo regordete y descuidado. El contraste me hizo pensar en algún tipo de artilugio, pero al cabo de una cuantas canciones me convencí de que no había tal, era él nomás, dueño de un destino dispar, condenado a entretener a oscuros personajes en un bar perdido cuando podría haber amasado millones de haber nacido en otra parte y en otro cuerpo. De haber tenido otra vida."