Lo que escribo, cuando lo escribo.

Estas son mis ideas, esbozos de relatos por nacer.

lunes, 15 de marzo de 2010

Algo nuevo

Hoy he escrito unas pocas líneas que conformarán el comienzo de un nuevo cuento -aún sin título- que ya se perfila en mi mente como de los que buscan la revelación en el descenlace. La temática no es fuera de los común, pero intento aplicarle un ángulo diferente que, espero, logre su cometido.

"La cafetería olía a café recién hecho y a panecillos tostados, recordándome los que solía preparar Lucía, crocantes, pero no quemados, y untados de manteca con generosidad. El recuerdo alimentó mis deseos de volver a casa tanto más que mi apetito, pero en aquel momento sólo podría calmar lo segundo antes que lo primero.
Lo urgente no deja tiempo para lo importante, pensé mientras me sentaba tras una mesa desocupada. Era una frase que Lucía repetía a menudo durante nuestras charlas telefónicas como corolario a la multitud de razones de peso que nos obligaban a mantenernos distantes. Ella lo decía como consuelo, pensando quizás en tiempos futuros más benignos y económicamente más holgados, pero a mí me sabía a reproche, a lamento, y no podía quitarme el sabor amargo que me producía hasta varias horas después de haber cortado la comunicación."

miércoles, 3 de marzo de 2010

Una secuela

Mientras escribo estas palabras estoy buscando un final para una secuela de La era del cambio. Los protagonistas reaparecen casi todos y el conflicto continúa. Han pasado dieciséis años y el mundo está preparado para un salto definitivo, un cambio mayor...


"...Y estaba en lo cierto. Mi hijo tenía toda la razón en pensar así porque el jurado estaba compuesto ciento por ciento de mecas, y no tardaron mucho en notar mi calidad de retrógrado, enemigo de la tecnología. Él me lo anticipó pero no quise escucharlo, como nunca antes lo hice, ni lo haré en el futuro. Me es imposible, ya lo tengo asumido, y sé también que todo se debe a ese maldito implante axial que se hizo de joven a pesar de mi rotunda negativa. Desde aquel momento sentí que había perdido un hijo y ganado un extraño, y muchas lágrimas derramé por ello..."


"...Yo no lo escuchaba, revolvía entre las pilas de papeles con dedos adormecidos, leyendo casualmente fechas y nombres borrosos, lugares, sensaciones. Una factura de compra por un vestido, un ticket de ingreso a un parque de diversiones, una fotografía gastada y quebrada de la familia reunida en casa de mi madre; todos testigos heridos de un pasado agridulce que ahora también me abandonaban..."