Un relato que explora las posibles implicancias de remotos experimentos científicos en la vida de una persona común, ajena a la tecnificación y a la locura del mundo.
"El fin del mundo era atroz por donde se lo mirara, pero personalmente significaba también una forma de redención, un consuelo. Sobrevivir a Lara era una condena mucho mayor que la propia muerte, un lastre que me hundía desde los pies. Sin embargo ver su trágico fallecimiento como una suerte de escape a un Apocalipsis doloroso era, en cierta forma, un alivio.¿Por qué esas elucubraciones de fanáticos finimundistas siempre resultaban en mentiras, en engaños para crédulos? ¿Por qué el mundo no se acababa de una buena —mala— vez?"
Uno de mis favoritos... Este relato fue finalista del III Cryptshow y publicado en la antología Cryptnomikon 3.
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